domingo, 11 de junio de 2006

[F1] Gran Premio de Gran Bretaña (Silverstone)

Bienvenidos de nuevo al Gran Circo, esta vez desde Wimbledon (...) esto, perdón, Silverstone. La mítica pista que dio origen a la Formula 1 moderna hace 56 años ya.

La carrera prometía emoción, acción, adelantamientos por doquier y sed de venganza por parte de la escudería del ‘caballino rampante’. La realidad ha sido, muy a mi pesar, bastante distinta. El final del Gran Premio, después de ver los entrenamientos clasificatorios del sábado, parecía que iba a ser de infarto. Los tres mejores pilotos del campeonato, cada uno abanderando de las tres escuderías punteras, formaban las primeras posiciones de la parrilla. Cinco luces rojas y comienza la cuenta atrás. Cuatro y los motores a pleno régimen. Tres y todos pendientes al luminoso deseando no tener que levantar los brazos en señal de problemas. Dos y ya no hay ni tiempo de pestañear. Una y el corazón palpita con más fuerza que nunca. De repente todas apagadas y a pisar el acelerador y las levas de las marchas lo más rápido posible mirando por los retrovisores vigilando que nadie de los de atrás se te cuele y mientras tanto con la vista centrada en la pista para iniciar la maniobra del viraje a derechas de Copse. Pero desgraciadamente los 6 primeros quedaron en la misma posición. No hubo ni un mísero intento de adelantamiento. La primera docena de vueltas estuvo caracterizada por, en primer lugar, el incidente Rosberg, y después por el mini intento de adelantamiento de Michael a Kimi (mini, aunque si se hubieran llegado a tocar... casi seguro que de nuevo tendríamos que aguantar otro calvo-gate). Luego, todo aburrimiento hasta la primera parada en los boxes. El segundo tercio de carrera igual de aburrido viendo a Fernando cada vez más lejos del grupo perseguidor formado por el finlandés y el alemán. Finalmente hubo algo de emoción en la segunda parada en boxes, cuando Shumacher adelantó -después de una vuelta espectacular rodando en solitario con gomas nuevas- a Räikkönen. Banderazo a cuadros y fin.

Poco más cabe destacar de la carrera de hoy, y la verdad, he quedado sumamente insatisfecho al ver a un Michael con un coche claramente superior no haciendo ninguna maniobra de presión sobre Kimi. Parecía como destinado a adelantar en boxes y conformarse con la segunda plaza. ¿Qué fue de la agresividad del Michael del ’98 peleando mano a mano contra otro finlandés? ¿No se acuerda ya de los duelos junto a Mika y Damon? ¿Tan inalcanzable e inadelantable le parece Alonso y su Renault? El no perder más de 2 puntos con respecto al español puede ser motivo suficiente para asegurarse esa segunda posición, pero desde luego, espectáculo en esta ocasión ninguno.

Paulatinamente se me van quitando las ganas de hablar de nuestros amigos Lobato y Serrano. Y es que cualquiera discute con alguien que ha visto en ‘megaprimiciamundial’ la telemetría del Ferrari de Michael en la última vuelta de los entrenos del sábado de Mónaco. Solo remitiré a los que poseen la F1 Racing #87 de mayo, que lean la carta de un lector en la página 24. El señor Fernando no es el único con aires de superioridad ahora.

Mayor distancia posee el asturiano después del transcurso del Gran Premio anglosajón. Son ya 74 puntos frente a 51 del alemán de Ferrari. Algo difícil de alcanzar, aunque no imposible. Y más ahora que comienza el periplo americano, con la consecuente mala fortuna que históricamente ha tenido el español en esas tierras.

Dos semanas más, y estaremos ante el Gran Premio de Canadá. El circuito Gilles Villenevue con su peculiar trazado de largas rectas y frenadas frenéticas nos pueden deparar más de una sorpresita en el muro de los campeones.