martes, 29 de agosto de 2006

[F1] Gran Premio de Turquía (Istanbul Park)

Y la distancia se amplía.

El segundo Gran Premio de Turquía de la historia ha puesto en relieve cómo se debe diseñar un circuito. Y es que las últimas incorporaciones al calendario, como pueden ser también Malasia y China, rezuman en su combinación de largas curvas y cerradas horquillas un escenario propicio para adelantamientos múltiples, amplias zonas de escape y por supuesto, apuradas de frenada de infarto al final de las largas rectas que nos propone el señor Tilke.

A priori parecía que el GP que nos ocupa iba a tener un claro dominio rojo en su haber, y ciertamente así transcurrió durante casi todo el fin de semana. La clasificación se presentó con - esta vez sí - un abrumador monopolio de los pilotos de Ferrari, relegando la segunda posición a Michael Schumacher, mientras su escudero emergía desde la larga sombra proyectada por el Kaiser hasta subir a la Pole Position. Este fue el inicio de un brillante fin de semana para Felipe Massa, en una actitud casi perfecta del brasileño quedando patente que la máquina funciona y el piloto también responde a sus exigencias.

La emocionante carrera comenzó con los incidentes Fisichella / Raikkonen. El finlandés padece de nuevo una especie de maldición que le impide completar los grandes premios y, como si de los peores recuerdos de la temporada 2005 se tratase, tuvo que abandonar a los pocos giros por la ya famosa embestida, provocándole el irremediable estampamiento contra las protecciones del trazado. Posiblemente, y manteniendo un ritmo de carrera constante, podría haber estado entre los 4 primeros al final de la carrera y, aunque el podio lo tenía realmente difícil de alcanzar, un cuarto puesto le hubiera sabido a gloria en estos momentos. Con gafe o sin él, Kimi vuelve a ver como poco a poco los ‘segundones’ de las escuderías enemigas (Massa y Fisichella) le están arrebatando Gran Premio a Gran Premio la, por muchos, supuesta tercera plaza en la clasificación de pilotos que se le adjudicó antes del inicio del campeonato.

La salida del Safety Car y la impaciencia para repostar y cambiar gomas provocaron el mayor error de Ferrari en lo que llevamos de temporada. Un fallo de novato, de director de carrera despistado, de impaciencia desmedida, son tantos los calificativos que se le pueden adjudicar a la orden de entrada de Felipe y Michael en la misma vuelta, con pocos segundos de diferencia entre ambos que pocas excusas pueden justificar el desastroso acontecimiento. ¿Resultado? Adelantamiento de Alonso en boxes situándose entre los dos pilotos de los de Maranello. Mi previsión antes de ese bochornoso espectáculo era que Felipe entrara a boxes 2 o 3 vueltas antes que Michael para que así el alemán adelantara al brasileño después de ese primer repostaje. De todos modos, con SC o sin SC, la situación es como para dar collejas a Todt y a Brown hasta que comience el GP de Italia.

Felipe, Fernando y Michael formaron el podio final de este emocionante Gran Premio. Las últimas vueltas de Alonso y Shumi así lo atestigua, haciéndonos volver a ver el resurgir de los duelos de mediados de los ’90 como tantas veces he explicado en ‘El rincón’. Y todavía hay algunos que quieren jubilar a Michael… en fin, sin comentarios.

Doce puntos de diferencia a falta de cuatro carreras por disputar. Cuarenta puntos en juego que, sin duda, nos harán vivir un fin de campeonato espectacular. Ni Ferrari es tan inalcanzable ni los Renault han perdido tanto fuelle. (¿Alguien ha mencionado el Mass Dumper?).

La próxima cita en casa de Ferrari (por segunda vez esta temporada) con el rapidísimo circuito de Monza como escenario que puede hacer las funciones de punto de inflexión si el resultado es favorable a los del rombo. Si no, todavía hay mucho en juego.

domingo, 6 de agosto de 2006

[F1] Gran Premio de Hungría (Hungaroring)

La carrera del siglo.

Ni más ni menos, este Gran Premio de Hungría de Formula 1 ha sido sin duda una de las carreras más emocionantes de los últimos tiempos. El que históricamente ha sido -para mi- uno de los GP más aburridos del calendario (sin olvidar el soporífero A1-Ring austríaco) ha resultado ser de lo mejorcito que se recuerda por estos lares. Y es que a pesar de lo que nos intenten inculcar nuestros “compañeros” de la prensa, las carreras con lluvia son más carreras.

La carrera del domingo se presentaba algo incierta después de ver sendas penalizaciones en la sesión clasificatoria a Fernando y a Michael relegándoles a la 15ª y 11ª posición de parrilla respectivamente. Pero algo hizo distinto el devenir del final del Gran Premio. Después de estar aburrido pongo la televisión esta mañana con el objetivo de zapear hasta que llegara la hora del previo formulero que nos ofrece la cadena amiga y veo, completamente incrédulo, que la carrera de la GP2 está siendo sobre un circuito de Hungaroring completamente anegado por la lluvia. Después, durante el previo anteriormente mencionado, el Sr. Lobato anuncia que hay bastante probabilidad de que la lluvia se repita en el transcurso de la jornada de Formula 1, cosa que no ocurría desde 2003. A mi mente llegaron flashbacks de las grandes carreras sobre mojado transcurridas en los años 1999 y 2000 donde, en esas ocasiones, podríamos ver a los pilotos con más igualdades que nunca luchando por escalar posiciones y a su vez por mantener el equilibrio del monoplaza sobre la pista de turno. Grandes carreras, sin duda, y esta que hoy nos ocupa no podía ser menos. Ha sido un GP de infarto con salidas de pista, embestidas, cambios de líder, safety car y muchos, muchísimos adelantamientos.

Podríamos dividirla en dos partes claramente diferenciadas, la primera desde el semáforo verde hasta el accidente de Kimi Raikkonen, donde comenzaría la segunda parte hasta el final de la carrera. Esta primera parte comenzó con una increíble vuelta inagural donde el caos no se produjo durante el paso a la primera curva. El baile de posiciones daba una ligera impresión de cómo iban a transcurrir las siguientes vueltas bajo la lluvia, viendo a un Fernando Alonso cargadísimo de combustible como poco a poco iba merendándose a los que tenía delante hasta toparse con Michael Schumacher. El adelantamiento del español al alemán estaba cantado siguiendo con la premisa del “piloto alcanzado, piloto adelantado” y es que algo no hilaba fino en los monoplazas del caballino. Mientras Michael hacía lo posible por no perder demasiado tiempo con cada giro, Felipe hacía lo propio para no perderse al fondo de la clasificación, y es que la carrera para el piloto brasileño ha sido totalmente nefasta. Por su parte, podíamos ver a Pedro Martínez de la Rosa luchando con su McLaren para no caerse de las primeras posiciones, intuyéndose poco a poco el final por todos ya conocido. Tras el accidente de Kimi Raikkonen el devenir de la carrera tomó otro color. No se qué pasaría por la cabeza del finlandés, pero no hay duda de que una maniobra como la vista hoy en carrera es como para darle un severo toque de atención. No se puede permitir un tipo de embestida como la vista por un piloto que tiene la intención de ganar el campeonato del mundo algún año (aunque al paso que va su carrera... poco futuro le veo como ganador). Pese a parecer repetitivo lo voy a decir. Si en vez del piloto de McLaren hubiera sido uno con un mono rojo y acento germano... ríos de tinta caerían sobre él (y no solo de tinta). Poco después Alonso ya parecía imbatible en esa primera posición, asegurándose de esta manera otro soplo de aire fresco a su clasificación para el campeonato de pilotos. Pocos podríamos imaginar que su Gran Premio terminaría por un fallo mecánico tras su último repostaje. Sin duda una mala noticia para el asturiano después de la grandísima carrera que había protagonizado.

A falta de pocas vueltas para el final ya se podría intuir cuales iban a ser los nombres de los pilotos que iban a estar en lo alto del cajón. Un inglés, un alemán y un español. Tras unas increíbles y emocionantes vueltas intentando adelantar a Schumacher, Pedro pudo -por fin- quitárselo de encima y comenzar a intentar darle caza a Button. Sin duda este ha sido de los momentos más emocionantes que he podido ver esta temporada. Después de ello parecía que el pódium final iba a ser con un inglés, un español y un alemán respectivamente, y realmente así fue. Los Bridgestone de lluvia intermedios calzados por el Ferrari de Michael Schumacher poco a poco estaban diciendo basta. Cada vez le costaba más trabajo mantener el monoplaza en el asfalto húngaro, así que no era de extrañar ver a Heidfeld adelantándolo, machacando de este modo sus opciones para estar en el pódium. Lo peor ocurrió cuando realmente las gomas no podían transmitir la potencia del F248, forzando el abandono del piloto de rojo. Así que finalmente, un inglés (Button), un español (Pedro de la Rosa) y un alemán (Heidfeld) se alzaron como vencedores de este extraño e inolvidable Gran Premio.

Sin lugar a dudas, esta carrera es de las que hacen afición. Todos los clichés típicos y tópicos se quedarían cortos ante la magnitud de este deporte, que esta ver por suerte ha contado con una gran dosis de frenetismo sin caer en la alonsomanía más directa. El campeonato sigue prácticamente como estaba, separando solamente once puntos a Shumi de Fernando, y cada vez con menos carreras a la vista. La próxima cita, esta vez en Turquía, casi seguro que no será tan frenética como esta pasada. ¿Lo mejor de esta carrera? Ver a Pedro de la Rosa subido al cajón después de su grandísima carrera como piloto. Enhorabuena Pedro.