lunes, 3 de enero de 2005

Un dia en el Dakar

Ayer tuvimos (ML, MJ y yo) la oportunidad de ver en directo una etapa del rally Telefónica-Dakar realizada en la base aérea de Armilla (Granada). El madrugón, las horas de espera y el abrumador sol matutino valieron la pena.

Justo al llegar al lugar donde nos disponíamos a ver la etapa habían acabado de participar las motos, así que con ganas esperamos a ver el inicio de los coches. Pese a no estar en una de las tribunas tuvimos la suerte de estar en una zona privilegiada, al otro lado de la alambrada que delimita el acceso a la base militar, ya que se podían ver perfectamente el paso de los vehículos por dos de las orquillas que formaban el circuito de más de 10 kilómetros. Así que al poco comenzaron a desfilar los coches por ese circuito de arena. Y ese fue uno de los principales inconvenientes. Al principio el intervalo de tiempo entre coche y coche era suficiente como para que la nube de polvo producida por el anterior se disipara completamente para obtener una visión óptima del trazado. El problema comenzó cuando ese lapso de tiempo se redujo considerablemente y dicha cortina permanecía cuando comenzaba el transcurso de su etapa el coche posterior.

Algunos pilotos tuvieron sus más y sus menos por lo anterior, otros simplemente se comieron parte de la curva al entrar demasiado deprisa (o no curvar lo suficiente). Hubo uno al que se le quedó calado el coche en mitad de la curva y el de atrás tuvo que maniobrar para no colisionar con él (hubiera sido espectacular). Otros comenzaban a zigzaguear a la salida de la primera curva intentando controlar el coche para que no hiciera un trompo y se quedara atravesado en el trazado... en fin, hubo de todo.

Un piloto llamó mi atención al tomar la curva perfectamente con un derrape excelente y a una velocidad muy superior al resto. Cuando llegué a casa y consulté los resultados de la etapa me di cuenta de que ese piloto era ni más ni menos que Colin McRae (ni siquiera sabía que este año iba a participar en el Dakar) con su Nissan.

El sol comenzaba a molestar excesivamente a eso de las 1 de la tarde, así que decidimos irnos de allí sin saber cuanto tiempo iba a durar el paso de los coches y cuando comenzarían los camiones. De camino nos dimos cuenta de que los camiones comenzaban a situarse en la posición de salida. A su paso por aficionados comenzaban a tocar los claxons de las máquinas para animar al personal, y hubo copilotos que se asomaron por las ventanillas para dedicar un saludo a los asistentes.

Al final nos fuimos sin ver a los camiones realizar la etapa, pero solo por ver a los coches ya mereció la pena. Hicimos unas cuantas fotos y algún que otro video, que cuando lleguen a mis manos intentaré publicar algunas para deleite del personal. Pero para abrir boca os dejo con esta fotografía de Raid Live (para verla pinchad aquí). Justo detrás de esa nube de polvo, a unos 100 metros nos encontrábamos viendo la etapa.

1 comentario:

Jacobo dijo...

Hoy he leído en El País una opinión de una mujer que concuerda a la perfección con la mía. Como no quiero mancillar su escrito, la cito.

"El pasado día 13 escuchaba en el telediario que una niña de cinco años había resultado muerta tras ser atropellada en el Dakar.

Nunca me ha gustado esta carrera. Me parece algo realmente obsceno que un montón de occidentales se paseen por los desiertos de África en medio de tanta pobreza y miseria. ¿Se imaginan que un montón de pilotos, no sé, estadounidenses, por ejemplo, corrieran por nuestros bosques, atropellando de vez en cuando a algún niño español? Imposible que pueda suceder algo así. Sí, también ha muerto, desgraciadamente, más gente en este Dakar, entre ellos un español. Pero al menos ellos, aunque su muerte sea igualmente dolorosa y lamentable, habían elegido estar allí, habían asumido el riesgo. Esa niña, no. África sufre. Las grandes empresas occidentales les arrebatan sus recursos naturales. Nuestra forma de vida consumista y la comparación con nosotros les arrebata su dignidad. Ahora, nuestras carreras pijas también les arrebatan la vida." Ana Córdoba.